Cuando estoy con otras personas a menudo me fijo y reflexiono sobre las diferentes maneras de pensar que tenemos las personas.
Incluso, ante un mismo hecho vivido en el mismo momento, lo vemos de muy diferentes maneras.
Más todavía cuando se trata de personas que viven en diferentes lugares y que son de generaciones distintas.
¿Te has parado a pensar alguna vez en ello?
En mis trainings lo veo a diario, aplicado a los temas de emprendimiento.
A veces resulta increíble cómo los emprendedores que acompaño van progresando en el tiempo, liberándose de pensamientos adquiridos a modo de cliché, que incluso les lleva a auto sabotearse.
Se produce en ellos un cambio de mentalidad.
Y de eso quiero hablarte en esta ocasión porque es importante tener claros ciertos aspectos en torno a este concepto.
¿Qué es la mentalidad de una persona?
La visión general sobre la vida se forma con las ideas y convicciones que tiene cada persona. Estas ideas y convicciones son el fundamento de la mentalidad.
Así que podríamos decir que la mentalidad es la forma que cada persona tenemos de entender la existencia.
Hay factores que forjan la mentalidad, tanto la individual como la colectiva: la tradición cultural, la educación recibida en el seno de la familia y las circunstancias sociales que marcan cada época y situación.
Incluso, en algunos casos, la forma de pensar o mentalidad de una persona puede estar relacionada con su herencia genética.
Llevado a la práctica en el día a día, la mentalidad es lo que hace que las personas percibamos la realidad de maneras diferentes.
En el fondo, lo que entendemos por realidad, es lo que nuestro cerebro nos da a entender sobre la representación del universo.
Pero, en esa interpretación del universo se produce un fenómeno curioso: las personas seguimos patrones de comportamiento.
Entonces, ¿se puede cambiar la mentalidad? Pues sí, se puede.
Veámoslo un poco más a fondo.
¿Qué significa cambiar de mentalidad?
En este aspecto cabe destacar la figura de Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford
Dweck es una de las principales investigadoras y referentes internacionales en educación por sus ideas pioneras sobre mentalidad, motivación y desarrollo.
Es la creadora de dos conceptos importantes en este aspecto:
- la mentalidad fija, las personas que creen que la inteligencia es innata e inmutable
- la mentalidad de crecimiento, aquellas que creen que sus habilidades pueden mejorar gracias al entrenamiento y el esfuerzo.
La mentalidad de crecimiento es una de las propuestas más relevantes para la educación actual.
Por lo tanto, siguiendo sus preceptos, la mentalidad se puede cambiar.
Es más, Dweck afirma que esta tendencia a considerar las habilidades como fijas o modificables tiene un profundo impacto en muchas áreas de la vida de una persona, especialmente en la motivación de los niños y profesores.
Sus investigaciones concluyen que los padres, maestros y educadores pueden ayudar a fomentar la mentalidad de crecimiento.
Elogiar solo la inteligencia de los niños puede tener un impacto negativo y favorecer una mentalidad fija.
Por el contrario, si nos centramos en elogiar el proceso más que el resultado, los niños se enfrentarán mejor a los desafíos, en lugar de darse por vencidos cuando las cosas se complican.
¿Te haces una idea de lo que esto supone? Todo esto significa que las personas podemos cambiar de mentalidad.
“Es de vital importancia que nuestros hijos aprendan con una mentalidad de crecimiento en el mundo de hoy donde necesitamos niños que amen los desafíos y la incertidumbre, y que no se sientan superados”.
Carol Dweck
Entonces, ¿qué supone el cambio de mentalidad? El cambio de mentalidad es la necesidad de cambiar lo que debe ser cambiado.
Tremenda afirmación, ¿verdad? ¿En qué se traduce e interpreta todo esto?
En que es vital y necesario que seamos conscientes de nuestras propias decisiones, en que tomemos las riendas de nuestra vida y que seamos cada uno de nosotros los que definamos nuestro presente.
Así marcaremos nuestro futuro.
¿Cómo hacerlo? A diario tenemos muchos ejemplos a nuestro alrededor que se yuxtaponen a esto.
Reflexiona por un momento:
- ¿Sabes por qué vives donde vives?
- ¿Por qué no te has decidido antes a montar tu propio negocio?
- ¿Trabajas en lo que quieres?
Si en algún momento de tu vida te has planteado preguntas de este tipo, ¡enhorabuena!
Lamentablemente, la mayoría de la sociedad actual está metida en una rueda de hámster de la que ni siquiera es consciente y vive engañada: trabajar – pagar – comprar – dormir.
Personas atadas a una actividad, que a veces incluso odian, pero de la que no son capaces de salir.
“Mandamientos” sociales en los que lo habitual y exigible es que una persona busque un trabajo de 8 horas al día para conseguir un dinero para atarse a una hipoteca, comprar un coche y disfrutar de unos pocos días de vacaciones al año.
Misma vida de lunes a viernes (si tiene la fortuna de no trabajar los fines de semana).
En cambio, las personas que nos arriesgamos, que queremos ser libres y no depender de otros y buscamos alternativas para montar nuestros propios negocios, somos consideradas unas flipadas, unas locas de la vida…
Por suerte, esta locura es positivamente contagiosa a veces…
Y somos muchos ya los que hemos comprendido que otra forma de vida es posible.
Hemos sido valientes de cambiar nuestra mentalidad.
«Pensar, es una de las tareas más difíciles de esta vida. Por eso muy pocas personas lo hacen… Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida».
Thomas Alva Edison
Nueve pasos para cambiar tu mentalidad
Pero, ¿cómo se cambia de mentalidad?
No es, por supuesto, un proceso rápido. Usando la analogía que yo a menudo comento, no te tomas la pastilla roja al acostarte y te levantas pensando de otra forma. No.
Este cambio gradual hay que asimilarlo. Y para asimilarlo, el primer paso es hacerle frente.
Veamos cómo cambiar de mentalidad en una serie de pasos.
1. Decisión y asertividad
A menudo nos enfrentamos a situaciones que no nos gustan, como la que he mencionado del trabajo que se odia y, simplemente, no cambiamos porque no nos decidimos a dar el paso.
Para poder cambiar de mentalidad es necesario enfocarse en las soluciones a los problemas. Y no enredarse en los problemas en sí mismos.
Ante un proyecto que odiamos la solución es dejarlo.
Y no estar lamentándose día tras día porque no se tiene tiempo para buscar otro puesto, porque el mercado está muy mal, porque hay crisis, etc.
Por lo tanto, decisión y asertividad son indispensables. es la gasolina del cambio.
2. Buscar la manera de mejorar inmediatamente
Ante un problema, hay que buscar la solución inmediata. Los lamentos no sirven.
Hay que reaccionar de forma ágil, valorar las alternativas posibles y ponerse en acción.
¿Que no te gusta un cliente?
Ya estás tardando en pensar alternativas para definir mejor tu cliente ideal.
3. Ver los problemas como parte del cambio
El cambio es un viaje. Un viaje que tendrá momentos más difíciles, dudas e incertidumbres. Surgirán problemas, sí.
Pero los problemas forman parte de ese cambio y de ellos se aprende.
Así que tienes que hacerte colega de los problemas. Son ese amigo a veces pesado que te acompaña.
4. Probar a hacer las cosas de otra manera
Ya lo decía Einstein: “Locura es hacer las mismas cosas, esperando resultados diferentes”. Pues eso mismo.
Si quieres obtener resultados diferentes, tendrás que pensar en una estrategia para no repetir las mismas acciones. Y probar, arriesgarte a hacer las cosas de manera diferente.
5. Marcarse metas
Pequeñas metas, que puedas ir midiendo sus resultados y analizando si vas cumpliendo los objetivos que te has marcado.
Te recomiendo el post sobre objetivos profesionales a largo plazo.
6. Visualizar el éxito
Visualizar el éxito es una forma de mantenernos alerta, conscientes y motivados para hacer frente a los retos.
Si nos visualizamos consiguiendo lo que nos hemos propuesto, nos motivaremos más.
La visualización es la práctica de representar mentalmente las ideas. Y se convierte en una técnica muy útil para desarrollar y enfocar tus capacidades creativas hacia tus metas.
Visualizar el éxito puede aumentar nuestras capacidades y nos proporciona una energía extra que ayuda a convertir nuestros sueños y nuestros planes.
7. Expresar gratitud
Agradece lo que vayas consiguiendo. Sé consciente de ello y reflexiona sobre lo afortunado que eres.
Por haber tenido la valentía de atreverte a dar el paso, por haber conseguido iniciar el camino en el que crees, por estar rodeado de personas que te apoyan…
Porque hay días buenos y días peores; pero de todo se aprende.
8. Ser generoso
El mejor regalo que te puedes hacer a ti mismo es ser generoso y ayudar a los demás.
Ser generoso te ayuda a despegarte de las cosas (sobre todo de los materiales) y a poner las cosas en perspectiva.
La generosidad te hace más abierto a las oportunidades. Y, además, labrarás relaciones sinceras y duraderas porque te dará un propósito para tu vida.
El universo te deparará un instante en el que te será devuelto lo que tú aportes, ya lo verás.
Lo bueno de la generosidad, además, es que se convierte en un virus positivo, que se contagia y transmite.
9. Cuidar tu mente
No por ser el último que te listo es el menos importante. Es un aspecto básico.
Cuidar tu mente es el primer paso para estar sano y afrontar cualquier cambio.
Tratarte bien y quererte es indispensable, por supuesto. Dejar de castigarte y auto sabotearte.
Y ser consciente del momento, prestar atención a cada instante. En definitiva, vivir conscientemente.
Para ello meditar es una buena práctica que te ayudará a conseguir esta atención plena.
Y ahora, ¿qué me dices? ¿Estás dispuesto a tomar las riendas de tu vida?
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