Hay días en los que me pongo a escribir y no puedo parar. Soy capaz de redactar diferentes documentos o artículos casi sin esfuerzo.
Se me pasa el tiempo en un pis pas y, cuando termino, el cansancio se ve recompensado por la grata satisfacción de lo conseguido, de que he avanzado y me gusta lo que he escrito.
Entro en flow, fluyo.
Y, tengo que decirte, que da un gustazo indescriptible.
Pero, ¿de qué va todo esto?
¿Tiene que ver con ser productivo? En parte sí. ¿Es porque las tareas están bien planificadas? También. ¿Funcionan las técnicas de las que a menudo te hablo para conseguir trabajar en bloque? ¡Por supuesto!
Pero, por encima de todas ellas hay una razón mucho más poderosa y superior.
Todo esto es uno de los resultados de fluir con la vida, de haber adquirido ciertos hábitos que permiten estar atento al momento preciso, actuar siempre conscientemente.
Y, como resultado, aprender a sobrellevar lo que depara la vida, sin desviarnos de nuestro propósito y sin caer en victimismos cuando las cosas no salen tan bien.
Fluir en la vida es buscar y provocar los pequeños momentos de bienestar a diario. Y se aprende practicando.
¿Te parece esoterismo o buenismo del barato? Pues te animo a que sigas leyendo porque te sacaré de dudas.
¿Qué es fluir?
Seguro que alguna vez, realizando una actividad determinada, has sentido ese momento en que parece que se hace la magia y consigues estar en un punto extremo de concentración, en el que disfrutas tanto que el mundo alrededor deja de existir y pasa el tiempo sin que te hayas dado cuenta.
Estos “momentos especiales” surgen a menudo en actividades creativas, como la pintura, la música o la escritura; y también en otras, como las que tienen que ver con la actividad física.
En este estado, la consciencia trabaja en un nivel diferente al habitual. Mente y cuerpo están sincronizados, fusionados con la actividad.
Es lo que en psicología se denomina flujo, flow.
Fluir con la vida, el flow, es encontrar ese punto de equilibrio que nos mantiene en el punto justo entre el desafío y el disfrute. De ahí viene esa sensación.
Los humanos necesitamos el desafío para sentirnos vivos.
Un punto de motivación en el que nos suponga un reto, pero tengamos las herramientas necesarias para poder afrontarlo.
A nivel académico y científico, la teoría del flujo o el flow tiene su origen en las investigaciones del psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi.
No se trata solo de sentirse bien realizando una actividad concreta.
Es mucho más que eso: entrar en flow implica centrar la atención de forma sostenida en esta actividad y sacrificar los recursos destinados a prestar atención a otras cuestiones a nuestro alrededor. Y produce, además, un alto nivel de bienestar emocional.
Para que se produzca la experiencia de fluir son necesarias varias dimensiones:
- Tener un objetivo definido. El simple hecho de hacer la actividad es la meta.
- Nuestra capacidad debe estar acorde al nivel de demanda de la actividad. Si no te motiva lo suficiente, difícilmente entrarás en ese estado. Pero si resulta de un nivel inalcanzable, tampoco conseguirás llegar a fluir.
- Requiere de un grado de concentración alto.
- Conciencia y acción se unen. Percibimos que tenemos el control de lo que hacemos.
- Desaparece la consciencia.
- Nuestra percepción del espacio temporal cambia.
¿Y qué nos sucede a nivel corporal cuando fluimos?
Se trata de una experiencia psicológica en la que están involucradas la corteza prefrontal y la prefrontal media.
- La corteza prefrontal se encarga de evaluar los riesgos, de analizar los pensamientos, planificar, tomar decisiones y solucionar problemas.
El área de la corteza prefrontal media está asociada a los sentimientos negativos hacia uno mismo. - Cuando entramos en estado de flujo el área de la corteza prefrontal y el de la amígdala, que es la que procesa los sentimientos negativos surgidos de las experiencias, se desinhiben.
- En el lóbulo parental es donde se produce la distorsión del tiempo.
- Y el núcleo accumbens, que es el área cerebral asociada a la motivación, se activa.
- También se estimula la producción de endorfinas, por lo que se reduce el miedo y se acrecienta la sensación de euforia. También aumentan los niveles de GABA, un neurotransmisor que amplifica la concentración.
Fluir con la vida es ser capaces de sentir una experiencia como placentera, a pesar de las dificultades o el cansancio.
Mihaly Csikszentmihalyi
¿Cómo fluir con la vida?
La teoría del flujo está ligada a la psicología positiva.
Pero esto no quiere decir que se entre en flow solo en casos en los que se sienta felicidad.
Es posible entrar en este estado partiendo de una vivencia dura o traumática. Es, en esos momentos, una salida a esa situación.
La felicidad se cultiva, día a día. Por lo tanto, cuantos más momentos de flow procuremos tener en nuestro día a día, más satisfechos nos sentiremos con nuestra vida y aumentará nuestra sensación de felicidad.
Pero, ¿cómo conseguir aprender a fluir con la vida, a entrar en estado de flow?
Las premisas para conseguir entrar en estado de flujo abarcan diferentes aspectos, como:
- Solemos fluir cuando se trata de actividades sobre las que tenemos gran control.
- Es más fácil entrar en estado de flujo cuando mantenemos habituado a nuestro cerebro intelectualmente activo, como con la lectura, por ejemplo.
- Cuando nos dejamos atraer por actividades artísticas o relacionadas con la estética.
Actuar en estado de flujo consume la propia energía, incluso sin que seamos conscientes de ello. Por eso es normal sentirnos cansados, pero satisfechos, cuando cesamos esa actividad.
10 pasos para aprender a fluir con la vida
Parece muy fácil afirmar que tenemos que aprender a fluir con la vida, ¿verdad?
Pero no es un proceso que se dé de forma automática con solo proponérselo.
Es un trabajo constante, en el que cada paso supone un avance. Y poco a poco conseguimos estar conectados en este preciso momento, fluyendo.
En este proceso, hay una serie de cuestiones que sí puedes ir controlando poco a poco para alcanzar ese estado.
1. Enfoca tu atención en lo que quieres
Define cuál es tu objetivo, tu meta, tu propósito.
Cuando enfocas tu atención en ello el orden natural de las cosas y el universo te darán las señales para que vayas haciendo el camino y te sitúes en los puntos donde irás tomando las decisiones determinantes.
2. Consciencia
Tienes que trabajar tu propia consciencia, para prestar atención de verdad a lo que te rodea.
Si no estás atento a tu día a día y todas las circunstancias que lo rodean y simplemente pasas de largo, tampoco serás capaz de percibir si estás fluyendo o no y cómo hacerlo.
No se trata solo de ver lo que ocurre, sino de mirar, de observar, analizar e integrar eso que ves.
3. Cuando algo no sale como esperabas, no te quedes atrapado en ese pensamiento
Hay un proverbio chino que dice algo así:
«Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada.»
Bueno, pues este es el punto de partida.
A menudo, cuando nos surge un problema o las cosas no han salido como esperábamos, nos sentimos vencidos y sobrepasados por la situación. Tanto, que estamos atrapados en ese pensamiento negativo y sus consecuencias.
Es normal, pero tienes que intentar vencer esos pensamientos y no quedarte atrapado en él, dándole miles de vueltas, sin llegar a una solución.
No es fácil dejar de hacerlo, no es una decisión consciente, pero practicando se consigue.
Tu acción está en el hecho de, cuando te des cuenta de que esos pensamientos negativos sobre lo sucedido te abruman, tomar la decisión consciente de apartarlos, no dejar que sean los protagonistas.
El primer paso es aceptar que los tengas; y el siguiente, apartarlos.
Imagina la vida como un río. El agua arrastra ramas, piedras, hojas… pero avanza, sigue su curso.
Pues la vida es igual. Cuando te empeñas y obcecas en una idea te consume tu energía. Así que, en esos casos, ¿por qué no probar a reaccionar de otra forma? En esos casos, deja de empeñarte en buscar soluciones y opta por dejarte fluir y seguir tu intuición.
Las respuestas están ahí para tí, pero tienes que estar en disposición de ser capaz de percibir esas señales.
En estas ocasiones en las que te sientas atascado en esas ideas es aconsejable cambiar de actividad, para que tu cerebro se concentre en otras cosas y se sienta liberado de ese bloqueo. Incluso cambiar el espacio y la situación.
Salir a pasear, quedar con amigos, hacer otra actividad… obligarte a dejar de pensar en ello y entretener tu cabeza en otras cosas.
4. Descarga la tensión
Cuando te llegan esas situaciones en las que la tensión te sobrepasa, toma conciencia de ellas e intenta superarlas.
Puedes hacerlo en dos pasos:
Respira hondo y acepta esas sensaciones desagradables. Aceptarlas es el primer paso para superarlas.
Expande tu cuerpo y afloja tus músculos: la tensión seguramente habrá provocado que hayas apretado las mandíbulas o notes tirantez en el cuello, por ejemplo.
Toma aire y afloja las cadenas musculares. Suelta.
¿A que cuando sueltas te sientes mucho mejor?
5. Aprende a gestionar el overthinking
Overthinking es estar pensando continuamente, no parar el cerebro. A veces sentimos que nuestro cerebro está a mil revoluciones y los pensamientos no paran de llegar,
Y eso agota.
Así que es necesario aprender a mitigarlo y silenciar ese ruido de los pensamientos continuos.
Se puede aprender a hacerlo. Actividades y técnicas como la relajación y la meditación te ayudarán a hacerlo.
Y el tránsito para aprender a fluir con la vida será más fácil.
6. Elimina lo que sobra en tu vida
Si analizas tu vida, te darás cuenta de que seguramente hay decenas de cosas que no te aportan nada, desde cosas materiales hasta personas.
Es el momento de eliminar de tu vida todo eso: lo que te sobra, te aburre, te cansa, te quita energía…
Una vez estás libre de esas cargas y te quedas con lo que de verdad te aporta, fluyes con lo que te acerca a tu propósito.
7. Vence tus patrones mentales
Seguro que hay cuestiones que abordas de determinada manera porque has visto hacerlo así, porque siempre lo has hecho de esa forma o porque te lo han inculcado.
Vence esas creencias que te están limitando y aborda nuevas experiencias, diferentes formas de actuar.
8. Percibe las señales
Por decírtelo de una forma coloquial, abre tus antenas para percibir las señales que manda el universo.
El orden natural de las cosas nos envía constantemente señales, pero no les prestamos atención.
Esas situaciones que a veces te parecen carambolas de la vida o casualidades que rozan lo sobrenatural, suceden.
Relacionado con esto, ¿sabes lo que es la sincronía?
Es ese fenómeno por el cual todos los indicios apuntan a un mismo significado y percibes esas señales al mismo tiempo.
Estoy seguro de que te ha pasado alguna vez. Has percibido esos indicios en diferentes situaciones, que te han llevado hacia el mismo punto.
Destino lo llamamos a veces…
9. Inspiración
Cuando fluyes con la vida surge la inspiración. Y esta inspiración, a su vez, te permite fluir más. Es un círculo.
Estos momentos de extrema atención y consciencia son los que hacen brotar las nuevas ideas; para los negocios, las decisiones de la vida, etc.
10. Presta atención a las señales que te manda tu cuerpo
Observa cómo reacciona tu cuerpo ante determinadas situaciones de tensión.
Como ya te he dicho, cuando tu cuerpo se carga de tensión, de enfado y te sientes frustrado, puedes caer en la queja continua, en el victimismo.
Pero cuando aceptas las situaciones con el firme propósito de superarlas y seguir adelante, liberas esas tensiones y dejas de permanecer anclado en la queja. Fluyes.
Sentir cómo tu cuerpo está respondiendo a las diferentes experiencias negativas es una forma de comprobar cómo vas avanzando en el proceso de fluir con la vida.
Las cosas suceden para que aprendamos de ellas y para que sigamos creciendo y ampliando nuestra conciencia.
Porque la vida no es algo que pasa por delante, algo que nos sucede. La vida sucede para cada uno de nosotros.
Y cuanto más consciente seas de todo esto, podrás entregarte a la experiencia y abrirte para disfrutar de todo lo que te deparará.
Como ves, todo son beneficios que revertirán en tu bienestar.
Ya lo dice la filosofía oriental: somos como juncos, firmes, pero flexibles.
¿Cómo lo ves? ¿Estás dispuesto a intentarlo? Fluye con la vida y disfruta de ella.
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