Cuando hablamos de negocios de éxito inmediatamente se liga otro concepto, el de la mentalidad emprendedora.
Un concepto que transmite la idea del gusto por los retos, por el desarrollo continuo de nuevas ideas y negocios, de enfocarse en los logros. En definitiva, estar hecho de una pasta especial.
Pero, ¿cómo se consigue desarrollar la mentalidad emprendedora?
¿Qué es la mentalidad emprendedora?
El Financial Times definió la mentalidad emprendedora de esta forma:
“Una mente emprendedora es aquella que conduce sus comportamientos hacia actividades y resultados generadores de valor. La mente emprendedora comprende los riesgos de sus acciones, acepta los cambios así como la incertidumbre de la realidad.”
Como ves, las características de la mentalidad emprendedora son:
- ser capaz de detectar oportunidades de negocio
- el interés por querer generar un cambio
- la capacidad para superar retos
- la incertidumbre
- no tener miedo
- el afán innovador
Las personas que tienen una mentalidad emprendedora parecen estar enganchados a su pasión, a estar continuamente ideando, innovando, inventando.
Conocemos ejemplos claros, que se han convertido en referentes: Steve Jobs, Elon Musk, Mark Zuckerberg, etc.
La mentalidad emprendedora difiere de la mentalidad empresarial.
Mientras la mentalidad empresarial se enfoca más en conseguir rentabilidad en el menor tiempo posible, en generar riqueza y en negociar, la mentalidad emprendedora se centra más en conseguir cambios, en provocar la transformación de prácticas estandarizadas. En inventar nuevas maneras de hacer las cosas.
Respecto a si este tipo de mentalidad se puede entrenar, tengo que decirte que sí, que es posible.
¿Por qué es tan importante la mentalidad emprendedora?
Se dice que todas las grandes cosas que puedes hacer en la vida empiezan en el cerebro. Yo creo que es cierto.
Lo primero de todo es estar convencido, tener la suficiente confianza en ti mismo, de que puedes construir estas cosas que estás pensando.
Es fundamental aprender a trabajar con tu cerebro. Tu cerebro es una herramienta increíble, es lo que nos diferencia unos de otros y lo que nos distingue del resto de los seres vivos. Pero también puede engañarte.
Muchas personas se encuentran presas por las creencias limitantes que pululan por su cerebro y que le limitan mucho la ejecución de sus proyectos.
Cómo tener una mentalidad emprendedora
Estos son los 5 pasos para tener una mentalidad emprendedora:
1. Confianza en ti mismo
Así que el primer aspecto que quiero que trabajes es tener una fe absolutamente inquebrantable en ti mismo. En ti, en tus capacidades y en tu proyecto.
Debes saber que existe un elemento en el cerebro llamado el Sistema de Activación Reticular, que es una zona muy antigua de nuestra arquitectura cerebral. Se encarga de filtrar los impactos que le llegan, de manera que pasa al córtex solo aquellas que estima importantes.
Si empiezas a enviarle mensajes negativos de «estoy bloqueado», «no sé cómo hacer esto» o«no puedo conseguirlo» es más que probable que no lo consigas porque estás reforzando estos sesgos de confirmación de que no eres capaz.
Quiero que te pongas tu sueño futuro en un tablero frente a ti y te repitas que lograr los resultados que pretendes conseguir solo es cuestión de tiempo.
Para ello también es importante que sustituyas los pensamientos negativos que te atacaran a veces y los transformes en positivo. Este también es un proceso que se puede entrenar.
Construye una mentalidad de acero.
2. Despierta tu consciencia
Lo primero es tener muy claros cuáles son tus objetivos a doce meses.
Para reforzar y entrenar tu Sistema de Activación Reticular, mi recomendación es que cada mañana repases lo que son tus objetivos y refuerces el mensaje para tu cerebro. «Oye, cerebro, estos son los objetivos importantes para mí en los próximos meses».
Puede ser un minuto o dos. Un tiempo muy corto para visualizar si vas encaminado a esos objetivos o no. Si lo haces de forma sistemática, como el poder de las rutinas es infinito, despertarás tu propia conciencia.
Para ayudarte en esto, lo ideal es mantener un diario. Uno tipo Five minutes journal.
Todos los grandes emprendedores, las mentes preclaras, los científicos están practicando esta rutina del journaling.
Es una herramienta absolutamente necesaria en la toma de conciencia de lo que vas consiguiendo: 5 minutos por la mañana, 5 por la noche.
Escribir estos pensamientos —estas emociones— te permite valorar cómo te has comportado en este día frente a los objetivos que te has planteado y te posibilita tomar la decisión de si seguir o no por ese camino.
Vas literalmente poniendo una nota en lo que ha sido tu día a día —de cero a diez— de cara al emprendedor de éxito en el que te quieres transformar a doce meses vista.
En los procesos de desarrollo personal siempre pasa de la misma forma: primero, tendrás que ser un emprendedor de éxito en tus pensamientos, en tus palabras y en tus actos para poder llegar a tener en la realidad un negocio de éxito.
A nivel profesional, márcate unos objetivos (recuerda la fórmula SMART) y enfócate en desarrollar una estrategia para lograr cumplirlos.
3. Controla tus emociones
La paleta de emociones de un emprendedor es muy, muy amplia si la comparamos con la de un trabajador por cuenta ajena.
Eso es bueno porque tienes sensaciones positivas muy potentes, pero también te van a asaltar sensaciones negativas terribles, con lo cual es sano que trates de minimizar tanto lo demasiado bueno como lo demasiado malo.
Ni porque hayas tenido un buen mes en ventas, la vas a petar; ni porque haya ido mal un mes, te vas a arruinar y a tener que echar el cierre.
Es fundamental que, como emprendedor, no te dejes controlar por tus emociones y mantengas el nivel emocional en un rango razonable.
Tienes que pensar cómo quieres vivir este proyecto de emprendedor porque si siempre te centras en donde estás hoy y todo lo que te falta para llegar a la meta, vas a dejarte guiar por el perfeccionista que llevamos dentro y vas a producir un montón de sensaciones bastante tóxicas: insatisfacción crónica, agobio, estrés.
Siempre querrás más, más y más y no disfrutarás en ningún momento de lo que es el camino del emprendimiento.
Además de que contaminas tus propios avances.
Una forma de evitar esto es precisamente, cuando estás andando en una dirección, darte la vuelta de vez en cuando y mirar todo lo que has recorrido. Y te darás cuenta de que has andado un montón.
Después de un mes, habrás progresado mucho.
Después de seis meses, muchísimo más.
Y después de años, ni siquiera verás dónde está el inicio de tu recorrido.
Cuando haces este ejercicio, de darte la vuelta y mirar todos tus progresos —tus competencias y habilidades nuevas, los activos digitales que has podido construir—, estás agradeciendo de alguna manera los avances que has realizado y tomando conciencia de ellos.
De esta forma, cuidas tu autoestima.
4. Huye de todo lo negativo
Hay muchas fuentes de negatividad en este mundo y lo mejor que puedes hacer es alejarte de ellas.
Estás en un proceso altamente creativo en el que quieres construir un negocio, quieres impactar al mundo, quieres ayudar a la gente y si todo el feedback que recibes es «no se puede hacer», «vas a fracasar».
De nuevo, pensando en nuestro Sistema de Activación Reticular, los mensajes que estamos recibiendo son mensajes poco alentadores.
Y cuando hablo de negatividad me refiero a cosas que están en tu día a día:
- Las noticias, por ejemplo. La televisión, la prensa, la radio están constantemente vendiendo drama a cambio de atención. Si pasas dos horas al día consumiendo ese contenido, no te estás haciendo ningún favor a ti mismo.
- Amigos y familiares: muy a menudo el peor enemigo que puede tener un emprendedor lo tiene en su propia casa. Puede ser incluso su pareja que percibe mucho riesgo en este proyecto de emprendimiento y no te apoye absolutamente nada. No porque no te quieran, sino porque están percibiendo un nivel de riesgo importante y tienen miedo de que las cosas te vayan mal. Quizás porque a ellos mismos les han salido mal las cosas en el pasado. Lo que pretenden en realidad es protegerte, pero de alguna forma te están cortando las alas.
Huye de todo lo que drene tu fuerza creativa.
5. Cuida tu cuerpo
Los emprendedores corremos un peligro en lo relativo a nosotros mismos: no cuidarnos lo suficiente por querer siempre estar al servicio de nuestros negocios.
Pero esto es algo que tienes que tener muy claro y se tiene que convertir en un mantra para ti: te tienes que cuidar.
Un cerebro y cuerpos agotados no te sirven para construir un negocio que perdure y en el que puedas avanzar. Si el cuerpo está agotado y no se encuentra equilibrado en todos sus aspectos terminará enfermando.
Y es que los cuidados generan un estado físico óptimo, pero el cerebro también se beneficia.
Para ello es importante que adquieras una serie de hábitos sanos y que se reflejan en tres aspectos: la alimentación, la actividad física y el descanso.
En lo relativo a la alimentación, debes enfocar tus esfuerzos a comer sano y equilibrado. Resérvate tu tiempo para las comidas y cumple unos horarios, porque comer cualquier cosa y a deshoras solo acarreará problemas.
Debes incorporar alimentos ricos en vitaminas y minerales en tu dieta, a ser posible orgánicos. Cuanto más cerca estén de la naturaleza, mejor.
Y, por supuesto, desterrar completamente la comida basura, fast food y los alimentos procesados. Estos generan un efecto repentino de saciedad, pero en realidad son dañinos para tu cuerpo y tu cerebro.
Lo mismo ocurre con los azúcares y el alcohol. Tienes que proponerte dejarlos de forma radical.
En cambio, oblígate a incorporar frutas, verduras y frutos secos en mayor cantidad. Y mantente hidratado durante todo el día. Tu cerebro también te lo agradecerá.
Además de la alimentación, el ejercicio físico te ayudará a mantener un equilibrio.
Practica algún tipo, no tiene por qué tratarse de un deporte extremo, ni mucho menos. Solamente caminar una media de 10.000 pasos al día ya generará efectos positivos en tu organismo.
Incluso mientras estés frente al ordenador, hay pequeñas acciones que puedes hacer, como levantar peso, levantarte, caminar y hacer sentadillas de vez en cuando y, muy importante, estirar las diferentes partes del cuerpo varias veces al día para eliminar tensiones.
Adquiere el hábito de practicar algún tipo de deporte, el que te guste, pero póntelo como reto y cúmplelo. Busca tu momento en el día. Yo, por ejemplo, hago dos cosas todas las mañanas antes de empezar con el trajín diario: meditar y salir a correr.
Para cuando empiezo la jornada laboral, ya tengo la reserva de energía cargada para el resto del día y me siento satisfecho porque sé que he hecho lo que debía para cuidarme.
Y hay un tercer elemento, que es el descanso. Debes proteger tu descanso y planteártelo como una norma inquebrantable: tu sueño y tu tiempo de descanso son sagrados.
Un cuerpo agotado y que no duerme bien no será capaz de contar con la energía y los reflejos necesarios para afrontar las tareas del día a día.
Así que respeta tus horas de descanso y haz que los demás las respeten también.